Los desafíos ambientales de Venezuela en el 2022
La reactivación de la Academia en las investigaciones oceanográficas y la búsqueda de alternativas a la minería están en la lista de retos pendientes a afrontar en este año que recién comienza.
Medioambiente en Venezuela 15/12/2022

¿Qué hacer con los derrames de petróleo en el mar? ¿Qué pasará con la política ambiental cuando hay dos parlamentos que se declaran como legítimos?
Durante 2020, los problemas ambientales crónicos de Venezuela no hicieron más que empeorar. Las malas noticias llegaron en forma de olas de aceite oscuro a las costas venezolanas, producto de los derrames petroleros registrados, sobre todo, en el segundo semestre del año cuando arribaron tanto al Parque Nacional Morrocoy como al Refugio de Fauna Silvestre de Cuare, un importante humedal latinoamericano que ya estaba en jaque por construcciones turísticas autorizadas que podrían secarlo. En 2021, biólogos y ambientalistas no piensan quedarse de brazos cruzados ante la amenaza y apuntan a medir los daños y apelar a acuerdos internacionales para lograr que el gobierno responda de manera efectiva.
Al sur del país, la fiebre del oro también hizo estragos. En el Parque Nacional Canaima —el mismo que inspiró los escenarios de la película animada ‘Up’ y que alberga el Salto Ángel, la caída de agua más alta del planeta— la cantidad de puntos de extracción del mineral creció 78 % en solo dos años y los científicos confirmaron que la minería ilegal triplicó su área de deforestación, al pasar de 400 a 1200 kilómetros cuadrados. Por eso, la defensa de estos territorios combina tanto acciones urgentes de índole internacional como la planeación de actividades económicas alternativas que eviten que cada día lleguen más mineros a la zona.
Los cambios políticos en el país afectan todos los ámbitos y el ambiente no es la excepción. Ante la instalación de dos poderes legislativos con agendas y decisiones paralelas, queda la incógnita de cómo esto afectará a los ya golpeados parques nacionales y áreas protegidas. Por otro lado, la academia venezolana necesita recibir el apoyo del Estado para no quedarse por fuera del Decenio de las Ciencias Oceánicas para el Desarrollo Sostenible (2021-2030) propuesto por la ONU, el programa arranca este año y promete formar una generación de oceanógrafos y expertos para un país sumido en una grave “fuga de cerebros”.
1. Acción internacional contra los derrames de petróleo
Derrame de petróleo en Venezuela. Golfo Triste, primer lugar impacto por el derrame. Foto: Morrocoy Online.
Golfo Triste, primer lugar impacto por el derrame de petróleo en agosto 2020 . Foto: Morrocoy Online.
Aunque el nombre del Parque Nacional Morrocoy fue el que más se difundió en los medios de comunicación cuando ocurrieron los derrames petroleros de julio y agosto de 2020, hubo otro sitio protegido que resultó gravemente afectado: el Refugio de Fauna Silvestre de Cuare, clasificado en Venezuela como un Área Bajo Régimen de Administración Especial (ABRAE) y hogar de cerca de 300 especies de aves que comparten su hábitat con reptiles y mamíferos en peligro de extinción. Cuare, en el estado Falcón y vecino de Morrocoy, fue el primer lugar del país en entrar en la lista de espacios protegidos por la Convención sobre los Humedales de Importancia Internacional, conocida también como la Convención de Ramsar, por la ciudad iraní en donde se firmó en 1971. Entró a la clasificación el 23 de noviembre de 1988 y desde entonces solo lo han hecho cuatro lugares más en Venezuela. Es precisamente a esta Convención a la que apelarán en 2021 los científicos, activistas y ciudadanos que desean exigir una acción por las fugas de petróleo de la empresa estatal venezolana (PDVSA).
Por ser un Estado miembro del acuerdo, Venezuela está comprometida a realizar un uso racional de este espacio, pero en su lugar ha permitido que cerca de allí se levanten construcciones que han provocado que la zona comience a secarse y que, durante 2020, se haya convertido en víctima de un gran derrame de crudo.
La bióloga y presidenta de la Sociedad Venezolana de Ecología, Vilisa Morón, asegura que, actualmente, activistas y vecinos de la zona están buscando contactos para apelar al Ramsar, pero aún no han conseguido el apoyo necesario.